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MI JESÚS, MI CRISTO, MI AMADO  

 

A Ti, Mi Amado,

deliro por Tu presencia;

El que me envuelve entre sus brazos

y me cubre con su ternura.

 

Me inclino ante tus pies

y los beso,

es el mejor sitio para descansar

de mi tristeza,

de los largos silencios sin respuesta

de las noches de agonia,

de los pensamientos tormentosos,

de las voces que gritaban mi destrucción.

 

A Ti,

Mi Amado, el que baja hasta las profundidades

hasta las ruinas que labro mi pecado.

con tus ojos de entrañable dulzura

y tu mano fuerte me rescatas,

sanas mi cuerpo destruido

por los largos caminos

donde no había manantiales de agua fresca

para calmar mi sed.

 

Busque la calma

en falsos llamados

que me atrapaban en redes oscuras

consumiendo mi interior.

 

Luche,

con la fuerza de mi tristeza,

luche,

en la agonía de mis pensamientos perdidos

y en ese último suspiro moribundo

en ese último aliento

cuando mi cuerpo ya no brindaba batalla,

me tomas,

y en tu dulce aliento

recobro mi existencia.

 

 

Vivo

porque ya no existo,

siento,

porque en mi piel ya no vivo,

sueño,

porque mi corazón ya no es el mío.

En Ti

y por Ti

Mi Jesús, Mi Cristo, Mi Amado.

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