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COLOQUIOS DE AMOR ENTRE JESUS Y UNA PECADORA

 

Postrada ante la Cruz,
llorando por sentir 
tan lejano el rostro de Mi Señor,
teniendo el corazón roto,
muriendo de dolor 
ante una historia que se apartaba cada vez mas de Dios.

Por caminos de oscuridad me aparte,
buscando embriagar los sentidos,
perdida 
con un mañana que se hacía cada vez más lejano.

Y en un suspiro de la Divina Misericordia de mi Señor,
mis huesos, mis sentidos, mi futuro
fue consumido por ese fuego de amor;
y en esa pasión de mi Sagrado Corazón de Jesús
por abrazar a aquellos que todo lo han perdido,
fui rescatada 
de la muerte que no tiene final.

Delirando de amor
por aquel que todo me lo había entregado,
pero aun sintiendo las sombras del ayer que me surcaban,
corrí presurosa frente al altar de mi Señor
y sentí sus susurros de amor que me decían:

"No manches los vestidos de novia engalanados por mi amor,
no bebas del cáliz amargo que te ofrece el usurpador,
tus heridas fueron sanadas con mi sangre,
no rompas el pacto sagrado 
con el cual fuiste rescatada de la esclavitud del enemigo;
no hieras el corazón del Santo Espíritu
entregándote al llamado del que todo lo mancha, 
del que todo lo destruye.

En mis brazos estuviste gritando de dolor
sin poder escuchar mis arrullos, 
mientras tu cuerpo en agonía desfallecía,
nunca me separe de tu lado,
mis lágrimas fueron los ríos de gracia 
que por amor

a las puertas del reino te llevaron.
Y tú en rebeldía, corres de nuevo al lado de la seducción que te ofrecen los impíos?

El abusador no puede robarte de mi mano,
eres tu quien abandona mi seno,
eres tu quien le da la espalda a mi amor.”

Entonces,
guarde silencio
pidiendo perdón por mi duda
y seguí escuchando las palabras de amor de Mi Señor.
 

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